Por un lado ya estaba signado que el dia sería un tanto fuera de lo normal, aun cuando ya la costumbre es ir a votar por lo menos una vez al año en nuestro país. El dia del refrendum por la posibilidad de lanzarse a presidente todas la veces que se deseen, por lo menos este año, coincidió con el dia de mi cumpleaños.
De alguna manera el deseo de participar del derecho por el sufragio y poder hacer claro mi parecer ante tal situación, me producía cierta predisposición ante lo que han sido las últimas convocatorias para dicho acto, sin embargo y la verdad muy agradecido, esta vez fue bastante fluido, por lo que fue nada pesado.
Los dias de cumpleaños en casa, son dias que se intenta obsequiar al cumpleañero con atenciones que de alguna manera reporten algo extra a lo que se hace cotidianamente: preparar un plato de su preferencia, atenderle y ahorrarle el quehacer de las tareas cotidianas, picar una torta junto con los amigos y familiares que desee invitar, etc.
El dia transcurrió bastante tranquilo y desde muy temprano ya todo iba en dirección a la celebración. Los regalos, las llamadas de felicitación y los mensajes via SMS y via internet se manifestaron con alegría y lindos deseos.
Hay cosas que definitivamente por años conviven entre los allegados , se van dejando colar, se van aceptando y entre ellas mis posiciones, gustos y preferencias, son más conocidos, aceptados y a su vez compartidos por todos lo que forman mi grupo más cercano. Lo que reportó gratamente un dia hermoso y definitivamente especial.
- ¿Qué marcó la diferencia esta vez?
- Que no hubo necesidad de imponer nada, o de reclamar algo, creo que hemos convivido tiempo suficiente como para aceptar las diferencias y características que nos definen o por lo menos identifican.
Asistieron mis padres, mis hermanos, sus respectivas parejas, el futuro sobrino y nuestro querido Ringo.
Mi partener me acompañó con una grata visita en la mañana y un pequeño obsequio, sus obligaciones le mantuvieron ocupado el resto del dia.
Una muy grata sensación se manifestó en el momento de apagar las velas, por primera vez tomé muy en serio el deseo a pedir y la conciencia de lo determinante que puede ser la intensidad de su petición.
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